LAICOS EN MARCHA

El único camino para frenar la paganización creciente de las masas es la movilización en amplitud y profundidad de los seglares bautizados. Hay que imprimir en ellos tensión misionera. Es necesario hacerles vivir su fe bautismal. Deben caer en la cuenta de que «cuando un católico toma conciencia de su fe, se hace misionero»[1].Tienen que sentirse Iglesia, Cristo prolongado y extendido en cada uno, para continuar la Redención transmitiendo a todos sus hermanos la Vida Divina, Jesucristo. (…)

 

Póngase en marcha a los laicos y se desencadenará un potencial de fuerzas que transformará el mundo. Son las eternas fuerzas que Cristo trae a la tierra. Están remansadas, pero dispuestas a inundar en cuanto se levante la compuerta. Y la compuerta es la movilización de los laicos. Enormes fuerzas bloqueadas que hay que descongelar. Aquí está la colosal e inaplazable tarea de sacerdotes, religiosos y seglares que, dándose cuenta del ateísmo teórico o práctico que envuelve al mundo, quieren secundar las consignas pontificias, quieren hacer eficaz un Concilio Ecuménico. (…)

 

Movilización universal en anchura y profundidad de todos los laicos bautizados. Mar sin riberas, con horizontes dilatados, casi infinitos. Nadie puede permanecer al margen. Y menos, la juventud, que irrumpe en la vida con ansias renovadoras. Padres, maestros, educadores, profesionales, sacerdotes, son los principales y más inmediatos responsables. No pueden limitarse ellos a ponerse en marcha. Deber primordial suyo es impulsar en los jóvenes, ya desde niños, esta movilización misionera del laicado a escala mundial.

 

 

Tomás Morales SJ (1908-1994)

Del libro "Laicos en Marcha" - Presentación


[1] JUAN PABLO II, en Javier, 6-11-1982, 7.

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