Hacer-Hacer (3): Despertar energías latentes

Hacer-hacer es despertar esas energías latentes que duermen en el corazón de todo joven. «Inquiétense de no estar inquietos», hay que repetir con Newman a los jóvenes. Hacer-hacer es dilatar su capacidad de sufrir y gozar, de luchar y triunfar. Es enseñarles a amar la vida viviéndola a pleno pulmón. Es encenderles en el corazón un ideal, a cuya luz revolotearán innumerables almas arrastradas al cielo, por la vida ejemplarmente alegre de un auténtico militante del Evangelio.

Hay que hacerles sentir la alegría de la acción, empapar su corazón y su inteligencia en la poesía de la lucha diaria en bien de los demás. Es preciso desterrar la prosa monótona y caduca de darlo todo hecho, que anula en el joven la facultad de pensar y querer. Son principios inconmovibles para formar hombres. Hay que bucear hondo en el corazón del joven, captar sus enormes posibilidades y la acción misteriosa de Dios trabajando en su alma. Hay que descubrir «con sentido de fe», reconocer «con gozo» y fomentar «con diligencia, los multiformes carismas de los laicos, tanto los humildes como los más altos» (VAT. II, Presbyterorum ordinis, 9)

P. Tomás Morales S.J.
Laicos en Marcha

El P. Tomás Morales SJ es muy claro en las afirmaciones realizadas sobre el Hacer-Hacer: "despertar esas energías latentes que duermen en el corazón de todo joven", sacar de adentro aquella vitalidad que todos encierran y que la malgastan en cosas poco provechosas para su propia vida. Lo peor que se puede hacer con un joven es dárselo todo hecho, darle las cosas como quien va a un supermercado y todo lo adquiere enlatado y con "abre fácil".

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