LAICOS EN MARCHA

El único camino para frenar el paganismo creciente de las masas es la movilización en amplitud y profundidad de los seglares bautizados. Hay que imprimir en ellos tensión misionera. Es necesario hacerles vivir su fe bautismal. Deben caer en la cuenta de que «cuando un católico toma conciencia de su fe, se hace misionero» (Juan Pablo II). Tienen que sentirse Iglesia, Cristo prolongado y extendido en cada uno, para continuar la Redención transmitiendo a todos sus hermanos la Vida Divina, Jesucristo.


(…) Movilización universal en anchura y profundidad de todos los laicos bautizados. Mar sin riberas, con horizontes dilatados, casi infinitos. Nadie puede permanecer al margen. Y menos, la juventud, que irrumpe en la vida con ansias renovadoras. Padres, maestros, educadores, profesionales, sacerdotes, son los principales y más inmediatos responsables. No pueden limitarse ellos a ponerse en marcha. Deber primordial suyo es impulsar en los jóvenes, ya desde niños, esta movilización misionera del laicado a escala mundial.


P. Tomás Morales S.J. (1908-1994), Laicos en Marcha.

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